sábado, 6 de febrero de 2010

Primeras Ídolas

Hoy estaba cachureando en el mercadillo en los libros usados y había uno con tapas de amarillo chillón con el título "Mis Ídolos". Y me puse a pensar cuales eran mis ídolas. Y siguiendo el pensamiento me pregunté cuales fueron mis primeras ídolas. Esas que una tiene cuando es adolescente y se muere por tenerlas como modelos para emularlas en todo.
Mi primera novia era totalmente insegura con su sexualidad lesbiana y por lo tanto decidió ser la lesbiana perfecta. Políticamente, físicamente, socialmente y todos los mentes que a una se le ocurran. Una de sus metas fue construir un círculo social de lesbianas en 2 días. Para eso había que conocer otras lesbianas de cualquier manera, aunque fueran mujeres que no tenían nada que ver con nosotras. Nosotras quiere decir, chicas estudiantes, viviendo en una pensión en Alemania, viviendo de la mesada que nos daban nuestros padres, sólo precupadas de que si la conversación de nimiedades académicas se iba a prolongar 2 o 4 horas al desayuno. Todas nuestras amigas "de antes" lo sabían y lo encontraban hasta aventurero que 2 mujeres se fueran a la cama. Un día mi novia me dijo que ibamos a viajar por el finde a conocer más "lesbianas". Era la prima de una amiga de su mejor amiga... y no es broma. Así era mi novia.
Resulta que esta pareja de chicas vivía en un pueblo provinciano perdido en el interior de la Alemania profunda, y era enclosetada total. A mí, que me gustaban (y me siguen gustando!) las muestras de afecto en público, recibí una lista larga de como comportarme sin mostrar mi etiqueta de lesbiana. No podía acercarme a mi novia a menos de 50 centímetros, no la podía mirar a los ojos, no me podía reir fuerte como una camionera, tenía que fumar sosteniendo femeninamente el cigarro y tenía que mostrar inseguridad al aparcar el coche. Las chicas no eran nada como nosotras. Una de ellas hacía ver que aún vivía con sus padres, es decir las 3 o 4 noches que dormía en casa de su pareja se levantaba a las 6 de la mañana haciendo ver que había salido de marcha. La otra vivía en un piso pequeñito sola. No tenía ya contacto con sus padres. Las dos eran mujeres trabajadoras. No habían ido a la Universidad. Mi novia y yo no teníamos aún idea de adónde se dirigía nuestra vida, y ellas dos estaban hace años viviendola. Eran unos 4 años mayores que nosotras. Tenían coche, pagaban impuestos y contaban los días para que llegaran las vacaciones. D. trabajaba como jefa de no se qué en "Schlecker" y B. había sido pintora. No artista, sino pintora de casas y paredes. Un trabajo que es al 95% masculino. Pero hace poco había sido declarada incapaz de seguir realizando ese trabajo porque tenía serios problemas a la espalda. Ahora estaba haciendo un curso para ser barnizadora industrial. Para resumir, era una chica ruda y autosuficiente en todo. La adoré instantaneamente. Quería ser como ella. Nada le presentaba problemas. Su pequeño piso era inmaculado y esteticamente muy bonito. Cocinaba bastante bien, podía arreglar cualquier desperfecto en casa y en el coche, y además me dió la impresión de que era buena en la cama. Pero esa impresión se me puede haber dado porque yo me encontraba en mis despertares lesbianos y cualquier mujer me parecía idonea para la cama.
Lo pasamos muy bien ese fin de semana y los siguientes que sucedieron.
Durante el siguiente año mi novia se fue de vuelta a Austria y nuestra relación se convirtió en "relación larga distancia". Eso quiere decir que en los días en que nos veíamos, sólo nos veíamos en la cama, y una pensión llena de compañeras curiosas no es favorable para tales momentos de intimidad. Así que decidí mudarme cuando se me presentó la ocasión de arrendar un piso "social". Es decir, pisos que fueron construidos para los trabajadores de las minas de carbón de mi ciudad, y como ahora ya no existían estas minas, estos pisos eran arrendados a precios muy convenientes. Tenía un pequeño living comedor, un habitación bastante grande, una cocina americana y un baño grande, fabuloso y sólo para mí. El único pero era que estaba hecho polvo y había que renovarlo entero. Mi novia decidió que esto era un trabajo para que D. y B. nos ayudaran.
Era invierno en Alemania, hacía un frío terrible y yo no era para nada autosuficiente en esa época. No sabía ni por donde empezar. Mientras mi novia y D., que eran digamos la parte más femenina de las parejas (aunque esta definición no sea quizás la más correcta y puede que lo analize en otro post), decidían que es lo que ibamos a comer el finde, B. se subió al coche conmigo y nos fuimos de compras. En 20 minutos ya estabamos en mi piso con todos los materiales. Estos pisos sociales no tenían calefacción central, sólo una pequeña salamandra, que obviamente funcionaba con carbón, y que estos pisos recibían exclusivamente a precios extraconvenientes. El carbón se encontraba en un sótano oscuro y lleno de insectos rastreros, lo que no significó ningún obstáculo para B. Acarreó 3 cajones llenos 4 escaleras para arriba en 2 minutos. En otros 2 minutos había encendido la salamandra y organizado el trabajo del día. Ese sábado ella sola empapeló todo mi piso. Yo le pasaba los rollos húmedos de papel, le corría las escaleras de un lado para otro y le alcanzaba las herramientas. Aparte de eso me acuerdo que pensé todo el día que ella era la mujer ideal. Que yo quería ser como ella. B. no hablaba mucho, de vez en cuando me daba explicaciones cortas y concisas sobre como estaba haciendo tal y cual. Yo tampoco hablé mucho ese día. Al día siguiente me pintó todo el piso. En ningún momento dió muestras de fatigas o aburrimiento, y menos aún por hacer algo que antes era su trabajo y que ahora me estaba regalando.
Durante el tiempo que pasé en ese piso cada vez que miraba las paredes pensaba en ella. Y ahora me doy cuenta que una de mis ídolas importantes fue ella. No una poetisa o cantante o cualquier otra mujer famosa, no, una mujer trabajadora autosuficiente llena de amistad y cariño. Tambien pienso que hoy todas las mujeres deberían tener las cualidades que tenía B. Quizás por eso me he convertido en una mujer como B. Gracias B.

lunes, 11 de enero de 2010

Sola Navidad

Por primera vez en mi vida he pasado las Navidades y el año nuevo sola. Me he sentido sola. Me he sentido bien y mal. Mal porque todo lo que tiene que ver con familia y que de alguna manera me toca emocionalmente me lo he perdido este año. Bien porque todo el conglomerado alrededor del consumismo no me ha tocado. No he gastado en árbol de Navidad, ni en bolitas nuevas y fulgurantes que colgar en él, ninguna compra de lista interminable de regalos sin gracia, ninguna comida navideña pesada, que podría haberme indigestado por días, ningun abrazo de esos que no quieres dar a personas que no te importan, ni ninguna de esas tonterías de que todo es bonito, rosado y feliz en esos días. Para mí fueron días con tiempo, tiempo que me tomé para leerme la trilogía de Milenium en un sopetón. Sumergirme en otro mundo por esos días fue tranquilo. Y eso es lo que mas me gustado de pasar estas fiestas sola, la tranquilidad.
Pero debo confesar que igual lloré. De nostalgia si, porque la tranquilidad me dió tiempo de repasar las Navidades de mi vida, y recordar la Navidad más bonita que he tenido. Esa que pasé con la mujer que más he amado en mi vida.
Por las coincidencias de la vida, se nos regalo el 24 a solas. 34 años todavía es tiempo para que el familión te machaque para pasarlo en conjunto, pero por la lejanía de mi hogar, tuvimos el lujo de pasar el 24 solas. Nos vestimos bonitas, cocinamos de lujo y nos hicimos un cerro de regalos. Todos pequeños y llenos de día a día, que eran más bonitos aún, porque justamente eso era lo que más nos faltaba. Por la lejanía de continentes el día a día, vivir juntas, era el sueño dorado. Cuando estabamos lejos yo le escribía todos los días largo y tendido, todos los días, por lo menos una vez. Ella no me escribía todos los días, y cuando lo hacía era estilo telegrama. Yo la disculpaba que no tenía tiempo de privacidad frente a un computador propio y rasguñaba tiempo en computadores prestados en el trabajo o amigas. Por eso mi regalo "grande" fue un computador portátil. En esos días todavía costaban un buen dinero, pero yo ansiaba tanto cualquier letra de ella, que hubiera vendido mi vida para darle facilidades para comunicarse conmigo. Mirando hacia atrás quizás veo que el regalo fue egoista, yo quería más de ella. Quizás le debería haber regalado más de mí. Estabamos en una etapa donde ella estaba muy insegura de todo y yo sólo quería decirle que la amaba tanto que quería pasar el resto de mi vida con ella. Su inseguridad se me traspasó. Pensé que si la abrumaba con mi amor ella se alejaría. Al recibir el paquete grande con el computador, ella me dijo en un tono que hasta hoy no he podido discernir cual era. Dijo, no es un anillo... Y yo la miré sorprendida. Ya le había regalado un anillo y no lo llevaba casi nunca, justamente por todo lo que significaba, y ahora sentía que estaba aliviada porque no le regalaba otro, como insistiendo en la veracidad de mi amor eterno por ella, y por otro lado, supongo que ella esperaba quizás que le propusiera matrimonio. Quizás todo habría sido diferente si yo hubiera tenido el valor de declararle abiertamente mi amor incondicional y proponerle seriamente que se quedara a vivir conmigo, quizás hoy no sería la mujer triste y de corazón partido que aún soy, después de tantos años.
Su regalo grande fue una carta. Y en la carta ella escribía por primera vez, te quiero. Lloré esa vez, de emoción, porque por fin me lo había escrito. Hoy vi la serie de Anatomía de Grey y en la escena final del capítulo Arizona le dice a Callie te quiero. Y lloré de nuevo. Esta Navidades nadie me ha dicho te quiero. Quizás yo tampoco me lo he dicho a mí misma. Debería empezar por eso.

lunes, 24 de agosto de 2009

Extraño pero lindo

Celebré mi fiesta de cumpleaños en mis vacaciones. Fue una linda celebración. Lo más lindo fue jugar con tod@s l@s niñ@s de mis amigas en la piscina. Nada como resumir y vivir las ganas de ser madre en un día. Pero esto es un tema para otro comentario. Son unos momentos muy extraños que tuve, que quisiera compartir.
Hace mucho que no salía de vacaciones, y hace mucho más que no salía con mi novia de vacaciones. En el último tiempo el trabajo y la rutina me habían rodeado tanto que ya ni nos veíamos, ni aún cuando estuvieramos durmiendo juntas. Nos hizo muy bien estar forzadamente juntas las 24 hrs. del día, de repente tener muchos momentos para compartir. Como sé que hay confianza, el silencio no era incofortable y de a poco empezamos a hablar de nuevo, de otras cosas, no del día a día. En medio de todo este revival de confianza entre las dos, fue mi fiesta. Estaba invitada mi ex, una de las mejores amigas de mi hermana, y de alguna manera de la familia. Claro, no es que yo no quisiera verla, soy sincera, me moría de ganas de verla, es la mujer que más he amado en mi vida, y probablemente lo siga haciendo durante el resto que me queda. En fin, que venía, y por suerte se había dejado el novio en casa. Si, novio, hay mujeres, que después de estar con mujeres (o sea, no una sola que se puede tildar de "prueba", sino varias, o sea te encanta dormirte abrazada a unas tetas, digamoslo como es..) son capaces de volver a estar con un tipo seriamente. Y aunque este tambien sea un tema para otro blog más largo, como coño se puede estar con un tipo si has estado enamorada de mujeres durante años? A ver, yo soy este tipo de lesbiana que se dice de la edad de piedra, o sea de siempre, y eso de estar con hombres para mí es algo no imaginable, pero bien, hago esfuerzos por entender a mis amigas heterosexuales cuando me hablan de los problemas de sus parejas, y bueno, finalmente a ellas les gustan los hombres, que se le va a hacer. En fin, que me estoy metiendo en el tema que no quería meterme.
Quizás tenga que explicar un poco como es mi novia para situaros mejor en el contexto. Es tímida, amorosa, morena y bella, con un cuerpo muy bonito, pero que jamás luce, que se piensa mucho lo que dice, jamás llama la atención en una fiesta con risotadas fuertes como yo, es callada y difícil de saber lo que piensa, una mujer muy agradable. Además es chilena, o sea los celos son un tema para ella, y a mí la situación se me hacía un poco enredada, sabiendo además que mi ex es la campeona en ser desubicada, celosa para atrás (seguro conocen ese término) y bocazas. Pero les digo algo? Les recomiendo totalmente organizar un encuentro así, si quieren descubrir nuevos lados en su pareja. Mi novia, ja, de repente me la habían cambiado. Al ir a buscar a mi ex al tren, evidentemente no fui yo sola a buscarla, mi novia recibió a mi ex con un tremendo abrazo cariñoso, que dejo a mi ex fuera de combate durante horas. Destensó la situación en un segundo, y a mí se me caía la baba de admiración. Y mientras cenabamos, mi novia se puso todas las pilas, que supongo que traía guardadas en la maleta, porque es que ni las vi venir. Mi novia resultó ser un prodigio de conversación amena y simpática, hacía chistes, se reía con todo el mundo. Discutía interesada con mi ex todos los temas, sin ser jamás pesada. Y yo estaba observando todo eso con la boca abierta. Esa noche tuvimos sexo genial, para que negarlo. Al día siguiente lució su cuerpo fantástico a todos, ella que es tan tímida con su intimidad, que la inseguriza hasta cuando yo la miro desnuda, ella estaba allí pletórica, rebosando energía. A la segunda tarde (si, ya ven que la fiesta tardó unos días... es que cumplía 40, ameritaba una fiesta bien larga) mi ex se me acerca y me dice, tu novia me ha dejado boquiabierta, es genial, guapísima, amorosa y tan simpática. Y ahí mismo no sentamos y tuvimos nuestra primera conversación tranquila en todos los años que ya no estamos juntas. Sin pensamientos enredados como, y si digo ahora esto, seguro que suena a que todavía me muero por ella, no, mejor pongo esta cara para que piense que sus problemas me interesan bien poco, y, porque ha dicho ahora esto, no se da cuenta que me confunde? .... podría seguir toda la noche recitando, pero seguro lo conoceis...
Y así nos sentamos tranquilamente a contarnos como nos iba en la vida, sin rodeos ni confusiones, abriendonos el alma. No olvidemos que mi ex igual sigue siendo desubicada y obviamente se sintió en la libertad de comentar conmigo las fechorías sexuales con su noviete... yo, que soy ubicada y discreta (yo tambien tengo que quedar bien en esta historia, no?!), no comento jamás intimidades sexuales con mis ex, si comento intimidades de pareja, pero jamás de cama. Valga decir, que mi novia jamás vino a entrometerse en la conversación y que quedo en resumidas cuentas como una reina.
Una reina que yo no veía hace tiempo. Hemos llegado a casa, y aunque las dos sabemos que quizás lo nuestro no es para siempre, que las dos ya hemos tenido nuestro gran amor en la vida, las caricias, los abrazos nocturnos, los deseos han vuelto al día a día. Así que recomiendo encarecidamente un encuentro con alguna ex, si la vida de pareja resulta un poco monotona.

sábado, 21 de marzo de 2009

palabra l

Hace mucho tiempo que colecciono películas de lesbianas, me encanta coleccionar películas de cualquier índole, pero sobre todo las nuestras. De hecho creo que mi salida del armario oficial fue sentada en un cine. Había empezado a estudiar y todos mis pensamientos lesbianicos (por Dios, no sé no como se adjetiva la palabra lesbiana, es tarde en la noche), que por supuesto yo todavía no los nombraba así, pululaban con miles de interrogantes por mi cabeza. Tenía claro que los hombres no me hacían ni el más mínimo plin, de hecho estaba convencida que quedaría soltera toda mi vida ya que ninguno de los hombres que había conocido sobrepasaban la categoría de borde total. Mis amigas me contaban de sentimientos y flujos eróticos y yo no había sentido nada parecido aún. O sea estaba entre soy una rara freaky, tengo que buscar con más ahínco un tipo que no sea imbécil y puede que algo sienta por mujeres pero no sé. Era tarde en la noche cuando venía de vuelta a la pensión paseando por las calles desiertas de la pequeña ciudad. En retrospectiva ahora sé porque paseaba tanto en la noche por la ciudad, no tenía idea donde poner toda esa energía erótica que no había podido salir al mundo. En fin, a medio camino decidí pasar por el pequeño cine arte, porque a veces me gustaba quedarme a la sesión final del cine, era barato, nunca había nadie (en esa época todavía no había video, ni menos pantallas planas gigantes a precios módicos como hoy), así que la sensación de disfrutar sola la película se daba muy a menudo en esta sesión golfa. El cartel que anunciaba la película mostraba sobre un fondo semilila dos mujeres, una rubia y una morena, y ningún hombre. El slogan decía algo así como "Un nuevo erotismo íntimo". Ya sabeis cual es la película: Desert Hearts. Recuerdo que mi corazón dió un pequeño salto, que me puse muy nerviosa y esta vez deseé realmente que no hubiera nadie en el cine. Rebusqué las últimas monedas que tenía en el monedero, gastandome a sabiendas el almuerzo de 3 días y me compré la entrada con manos temblorosas. Porque temblaba? no tenía ni idea... Tuve suerte sólo había una pareja hetero (hoy pienso una pareja hetero?!!), pero se sentaron lejos de mí. Durante toda la película me palpitaba el corazón como loca, y cuando al fin llega la escena de sexo yo ya estaba deshecha. Además la directora tuvo la delicadeza de no mezclarle música a la escena, o sea a parte de ver podías oir perfectamente lo que estaban haciendo. (Si les cuento las veces hasta hoy en día cuantas veces habré visto esa escena erótica me encontrareis patética, supongo que esta en el rango de decenas.) Estaba sentada en esa butaca y literalmente sentí como me inundaba, como mi braga quedaba totalmente perdida. Y en mi cabeza empezaron a juntarse todas esas partes con interrogantes y supe perfectamente en ese momento, cuando veía la escena erótica entre las protagonistas que yo era claramente eso. No me cabía ninguna duda. Y no era como la rubia que según cuenta la historia de la peli se encontró con esta mujer de la cual se enamoró cuando ya era adulta, no, yo era como la morena, la que sabe perfectamente que le gustan las mujeres desde siempre. Al final de la película sólo recuerdo haber estado afuera del cine delante del cartel mirándolo durante horas, tratando de dilucidar lo que me había sucedido. Por supuesto que vi la película durante una semana todas las noches. Que momento tan crucial para mi identidad, y que bonito que me lo regalara esa preciosa película.
Hoy todo es diferente, aparte de tener por supuesto una pantalla plana gigante en mi salón, donde disfruto mis películas a solas, como más me gusta a mí, hoy incluso tenemos el lujo de tener una serie americana de lesbianas.

martes, 24 de febrero de 2009

reminiscencias

Han pasado casi 5 años desde que mi gran amor me rompió el corazón en mil pedazos y me dejó. Se dice que se tarda el doble en olvidar o mejor dicho en superar la ruptura. Ese tiempo ya lo he doblado. Y hay días en que mi corazón se siente igual que a los 5 minutos que ella pronunció esas fatídicas palabras. Parece que el dicho no se aplica a mi persona.
Soy una persona optimista en realidad, con paciencia he barrido los pedazos de mi corazón y los he vuelto a pegar cuidadosamente. Incluso me he vuelto a enamorar. Tambien soy una persona que le gusta estar en pareja. Pero hablemos claro. Ese amor, ese con el cual una sueña desde que empieza a comprender lo que es amor, yo creo que ese sólo viene una vez en la vida.
Tenemos muchos tipos diferentes de amor en la vida. Hay el amor de la mejor amiga, o quizás 2 mejores amigas. Siempre está ahí y forma parte de una, una descansa en él y se siente protegida. Sin persianas, para que vea y comprenda los lados más oscuros de tí. Esos que tan bien escondes de tu pareja, lo que me parece bien, porque ser la mejor amiga de tu pareja es sencillamente fatal. O si no, a quien le cuento los celos terribles que tengo y me los comprende? Con quien puedo hablar mal de mi pareja si es con mi mejor amiga? Tambien está el amor loco, ese amor que te hizo hacer cosas que nunca ibas a pensar hacer, como tirar valores morales por el suelo, o prácticas sexuales prohibidas a tí misma, o locuras insensatas en tu rutina diaria, ese amor en que cada día te preguntas, que coño estoy haciendo?! Quizás tambien tengamos el amor adecuado, esa chica que es parecida a tí, donde el día a día no produce ningún tipo de roce, donde los temas de la vida que te interesan tambien son los de ella, donde siempre tienes la sensación de estar hablando políticamente correcta, donde la sensación fluctua entre tranquilidad y aburrimiento. Ah, y no olvidemos el primer amor, ese donde todo es nuevo, aventuras interminables, descubrimientos de América, paquetes all inclusive de inseguridades y dramatismo de telenovela.
Pero bueno, el amor grande, ese es el que nos interesa a todas. El amor que lo abarca todo. El amor que te hace sentir que llegaste a casa. Donde cualquier sueño te parece posible, sólo porque ella está a tu lado y tú te sientes capaz de todo. Pues bien, yo lo tuve, ella apareció en mi vida y después desapareció. De las miles de veces que me pregunto porque se termino, el 80 por ciento de las veces me consuelo con que ella volverá a mí. Algún día.
Como soy optimista igual disfruto mi vida, igual sigo adelante en mis sueños y trato de hacerlos realidad y convertirme en la mujer feliz que me gusta ser.
Pero hay días como hoy en que veo una película tonta romántica y no puedo dejar de pensar en ella. Mientras los protagonistas se besan cierro los ojos y ahí está, delante mío, mirándome, a 2 segundos de tocar mis labios. Y parece tan real. No hay nada en estos 5 años que pueda sofocar esas imágenes, esas sensaciones que tengo. Y si soy sincera conmigo misma, durante esos largos instantes de reminiscencias, me siento totalmente perdida, sin verle sentido a nada alrededor mío. Ella me falta tanto...
Lo bueno de las reminiscencias es que, después de esos largos instantes, tienden a desenfocarse, a palidecer y a desaparecer a ese lugar del alma donde tienes guardado tus mayores tesoros, y vuelvo a mi vida de nuevo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Lesbiana adulta

Tengo una amiga de visita. Es joven y es hetero. Yo estoy en la mitad de mi vida y soy les. Un sábado por la noche decidimos salir a tomar una copa. Pasada la medianoche mi amiga insistía en que fueramos a bailar. Le dije, que mi cuerpo ya no estaba en condiciones de aguantar más, había trabajado todo el día, pero al ver su cara decepcionada le dije que entonces sólo iba a bailar a un local de ambiente. Ella es europea y abierta de mente, y además quería bailar. Fuimos a una nueva disco que han abierto. Nada más entrar ví que ya no superaba sólo por 10 años a las asistentes, sino que eran 20 años. Y contemplando a mi pareja, ví que la luz estroboscópica no esconde las canas. Y ahí estaba en medio de la chiquillería y la música atronando mis oídos sintiendome cansada y fuera de lugar. No llevabamos ni media hora y habían oteado a mi amiga. La sacaron a bailar y yo la miré diciendole con la mirada, te salvo? pero ella nada, empezó a bailar y pronto se alineaban las chicas para bailar con ella. Sentí como si hubiera llevado carne fresca al matadero. Y sentí envidia. De muchas cosas. De no ser yo la que adulaba a mi amiga y la rozaba con las manos para tratar de ligarla. De no tener ganas de sacar a bailar a una chica desconocida. De no sentir energía en mis pies abotargados y adoloridos. Recuerdo en mi juventud cuando llegaba a la disco y las chicas me miraban y yo las miraba a ellas, y el juego empezaba. Ahora tengo pareja estable y se ve cuando bailamos, no hay detalle desconocido entre las dos y nuestros besos lo explican todo. Tengo envidia de no estar sola y poder elegir a una chica cualquiera esa noche. Me sentí vieja esa noche, vieja para esos juegos discotequeros del sábado en la noche. Me quedó tan claro que esa época pasó para mí y sentí tristeza. Cuando no pude más y le dije a mi amiga que nos fueramos, ella no quería. Iba pasada de copas, y quería seguir bailando. A la pregunta de como volvía a casa, me dijo que se quedaba con cualquiera de esas chicas. Miré a las chicas en cuestión, que para mi gusto no eran nada confiables (si confieso, a mi edad el clascismo es un tema) y le dije con ademán de madre, nos vamos ahora y tú tambien. Y mi tristeza cambió. Puede que ya no sirva para estos juegos discotequeros, puede que mi cuerpo ya no me responda de la misma manera, puede que ya no me miren. Pero a mi me interesa de verdad todo eso? Si quiero seguir jugando, si quiero que me miren, si quiero sentir mi cuerpo adorado por otra mujer, pero muchas veces prefiero hacerlo con mi pareja, y las pocas que no son con ella lo quiero con clase, ya no me basta sólo un- quieres bailar?- Puede que mi joven amiga sea capaz de comerse el mundo en una noche, y yo ya no, pero tambien sé que el mundo tampoco me puede comer a mí, como me ha ocurrido en mi juventud varias veces. Ahora ya no quiero comerme el mundo, quiero disfrutarlo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Probando

Probando esta nueva forma de expresión, sensación y quizás comunicación. Hay varios temas que rondan a mi alrededor y siempre me gustó la idea de sumergirme en la gran red y que quizás alguien leyera lo que escribo.